Hay cumbres que se escalan y otras que se sienten. La Torre del Friero, en pleno corazón de los Picos de Europa, pertenece a ese segundo grupo. No es la más alta, ni la más famosa, pero sí una de las que más marca. Porque la verticalidad no se mide en metros, sino en latidos.
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¿Dónde está la Torre del Friero? Ubicación y entorno natural
La Torre del Friero se alza majestuosa en el Macizo Central de los Picos de Europa, dentro del Parque Nacional, haciendo de frontera natural entre los valles leoneses y las alturas cántabras. Con sus 2.445 metros de altitud, domina el paisaje entre el Valle de Liordes y la Canal de la Sotín, vigilando desde lo alto como una atalaya de roca caliza.
Su posición la convierte en un mirador natural excepcional, con vistas a Torre de La Palanca, El Llambrión, y buena parte del Macizo occidental de Picos de Europa.
Características técnicas de la Torre del Friero
Esta cumbre es una mezcla de rudeza, elegancia y exposición. Su estructura piramidal, especialmente si se observa desde Cordiñanes de Valdeón, impone respeto desde el primer vistazo. Las pendientes son abruptas, la roca afilada, y el aire enrarecido por el esfuerzo y la emoción.
Desde el punto de vista técnico, hablamos de una cima de dificultad alta, no tanto por su altitud como por sus tramos expuestos, la necesidad de trepadas (grado II y puntual III) y la orientación precisa en terreno de roca descompuesta.
En cada paso hacia arriba, vuelves a recordar que la verticalidad no se mide en metros, sino en latidos.
Vías de acceso y aproximación a la base
La aproximación más habitual comienza en Santa Marina, un pequeño pueblo del Valle de Valdeón. Desde allí se asciende por la canal de Chavida, ganando altura rápidamente entre espineras, caliza y caos de bloques.

Otra opción muy frecuentada por montañeros con experiencia es tomar la Canal de la Sotín, que requiere buen estado físico y sentido de la orientación, especialmente en condiciones de niebla o con neveros persistentes.
La llegada al Collado de Chavida marca un punto de inflexión: a partir de ahí comienza lo verdaderamente emocionante.
La ascensión: verticalidad, ritmo y exposición
Desde el collado, la ruta gana inclinación. Hay que realizar trepadas constantes, con pasos de manos firmes y cabeza fría. La sensación de vacío a ambos lados empieza a acompañarte, igual que el viento que empuja y habla.
Cada paso sobre la roca te hace consciente de lo que estás haciendo. No hay margen para errores, ni para dudas. Solo estás tú, el abismo y la montaña. Es ahí donde se entiende de verdad que la verticalidad no se mide en metros, sino en latidos. Y en ese punto exacto, la Torre del Friero empieza a enseñarte quién eres.
Las rutas más conocidas: Canal de Chavida y La Sotín
La Canal de Chavida desde Santa Marina es la opción más común. Empieza siendo una cómoda pista ganadera, pero pronto se transforma en una senda de montaña exigente. Su orientación permite un ascenso más directo, aunque el terreno puede estar descompuesto y ser inestable.
Por otro lado, La Sotín es más salvaje y menos transitada. Atravesarla requiere una buena lectura del terreno, algo de intuición montañera y capacidad de navegación. Es una ruta más larga pero con un sabor auténtico, perfecto para quienes buscan sentir la montaña en estado puro.
Dificultades, pasos clave y recomendaciones técnicas
La parte final de la ascensión, desde el collado hasta la cima, exige atención. Hay tramos de trepada que no permiten errores. Algunas canales están expuestas y en ciertas épocas del año se pueden encontrar neveros persistentes.
➡️ Recomendaciones:
- Llevar casco (caída de piedras frecuente).
- Llevar cuerda
- Usar track GPS si no conoces bien la zona.
- Ascender solo si tienes experiencia en montaña técnica.
- Evitar con niebla o mal tiempo.
- Llevar ropa de abrigo incluso en verano.
Es uno de esos picos que no regalan nada, pero lo dan todo.
Qué se siente en la cumbre: vértigo, vistas y victoria
La cima de la Torre del Friero es espectacular. Desde allí se abre un abanico de vistas hacia los tres macizos, el Valle de Liordes, la Vega de Liébana y más allá.
Es uno de esos lugares donde el silencio habla. Donde el corazón late más fuerte, no por la altura, sino por la emoción. Porque sí, otra vez, la verticalidad no se mide en metros, sino en latidos.
La sensación no es solo de conquista, sino de comunión con la montaña. No estás por encima de nada. Estás en equilibrio con algo mucho más grande.
Equipamiento necesario y consejos previos
Para una ascensión segura a la Torre del Friero, es esencial:
- Botas de montaña con buena suela
- Casco obligatorio
- Ropa técnica, impermeable y cortavientos
- Mochila ligera con agua, comida y frontal
- GPS o mapa físico + brújula
Y, sobre todo, respeto. La montaña no perdona la improvisación.
Torre del Friero en el contexto de los Picos de Europa
Aunque no es de las más populares como Torre Cerredo o Naranjo de Bulnes, el Friero es una de esas cimas que toda persona amante de la montaña debe hacer al menos una vez. Su perfil piramidal, sus rutas desafiantes y su sensación de aislamiento la convierten en una joya escondida dentro del Macizo Central.

Es también un punto estratégico desde el que se pueden conectar otras rutas, o simplemente contemplar el techo de los Picos desde una perspectiva diferente.
Por qué repetiría esta cima una y mil veces
Volvería al Friero sin pensarlo. Porque en cada ascenso te enfrenta a ti mismo. Porque no importa cuántas veces lo hayas subido, siempre impone, siempre enamora, siempre exige lo mejor de ti.
Y porque hay pocas montañas que, sin ser las más altas, te hagan sentir tan en lo alto.
Reflexiones finales desde una cima que se mide en latidos
No todas las cumbres se conquistan por altura. Algunas te conquistan a ti. La Torre del Friero no es solo una montaña: es una experiencia, una prueba, una historia personal que se escribe en piedra y se recuerda en silencio.
Porque al final, la verticalidad no se mide en metros, sino en latidos. Y los míos, allá arriba, siguen resonando.